Gato Persa Pekines – Información de la raza

Gato Persa Pekines Información de la raza
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Gato Persa Pekines Información de la raza

Gato Persa Pekin: Felis catus

Familia: Félidos

Orden: Carnívoros

Clase: Mamíferos

Descripción y origen: En realidad se denomina ‘persa con cara de pequinés’ y es una variante del persa rojo unicolor, que posteriormente se transmitió al rojo jaspeado, siendo hoy día los colores aceptados para esta variedad no reconocida ampliamente en todo el mundo felinófilo. Estos gatos, de cuerpo macizo, largo y perfectamente musculado están dotados de extremidades cortas, pero nunca toscas, siendo el par posterior ligeramente más largo que el correspondiente delantero, con muslos anchos, pero nervudos y flexibles.

Los pies compactos y apretados son redondeados, estando dotados de afiladas uñas retráctiles, que el animal lleva generalmente ocultas, retraídas pero que puede extender a voluntad para asestar un arañazo o trepar por troncos y otros materiales similares. La cabeza tiene cráneo ancho, ligeramente aplanado, con frente alta y una depresión típica en el entrecejo, que parece quedar hundido en el arranque de la corta y chata naricilla. Visto de perfil, las amplias mejillas ocultan la particular nariz.

El hocico parece fruncido, adoptando un aire ‘disgustado’ muy característico. Los ojos, grandes, redondos, muy brillantes, son de color anaranjado o dorado rojizo y nunca deben ser ‘saltones’ ni ‘hundidos’. Las orejas, separadas, tienen tamaño y forma similar al resto de los persas. La cola, gruesa, más bien corta, está cubierta de un pelaje denso y largo. La capa, similar a la de los clásicos gatos persas, en cuanto a textura, longitud y espesor, puede presentarse en tonos rojos jaspeados o uniformes.

Longevidad: trece-quince años en ejemplares sin deformaciones congénitas que puedan comportar procesos patológicos.

Alojamiento: Pueden vivir perfectamente en apartamentos o pequeños pisos de una ciudad, a condición de que los machos y hembras no dedicadas a la reproducción sean castrados. En el campo pueden prepararse jaulones para reproductores, con una zona cubierta abrigada y otra dedicada a ‘parque’, con algunos troncos gruesos, perfectamente anclados, en evitación de caídas.

Alimentación: Deben recibir una dieta muy similar a la recomendada para los mininos de otras razas, aunque se cuide especialmente la aportación de vitaminas liposolubles, necesarias para la conservación del espléndido pelaje.

Carácter y comportamiento: Muy limpios, cuidadosos y pendientes de su propio acicalamiento, se muestran cariñosos con sus dueños, pero adustos y altivos con los extraños. Los ejemplares que no estén castrados pueden convertir las frecuentes épocas de celo en una auténtica tortura para todos sus propietarios y vecinos más cercanos.

Cuidados diarios: Aseo del cajoncito sanitario y vigilancia del pelaje, así como administración de agua fresca y alimentos recientes.

Reproducción: Se atiene a la normativa válida para el grupo ‘persa’, siendo conveniente no acentuar los rasgos ‘pekineses’ introduciendo sangres de variedades que no ostenten esa peculiaridad.

Enfermedades: Además de las afecciones comunes a todos los representantes de la especie; en esta variedad pueden presentarse malformaciones congenitas con prognatismo de la mandíbula, deformación de los repliegues suboculares y dificultades respiratorias imputables a la respingona naricilla. Por esto debe procurarse no exagerar los cruzamientos consanguíneos.

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