Carabo Comun Ave Rapaz Nocturna

Carabo Comun Ave rapaz nocturna
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Carabo Comun Ave Rapaz Nocturna

Carabo Comun: Strix aluco

Familia: Estrígidas.

Orden: Estrigiformes.

Clase: Aves

Descripción y origen: Rapaz nocturna sin ‘orejas’ (formaciones plumosas a guisa de pinceles, que ostentan algunos búhos en la parte superior de la cabeza, por encima de los ojos), que puede llegar a medir casi 40 cm de longitud total. La cabeza, grande, ancha y redondeada, tiene pico fuerte, curvado y afilado, semioculto por las plumas de las mejillas, en los bordes de los discos faciales, gris parduscos claros. Los ojos, muy frontales, son negros o pardos oscuros y destacan netamente en el centro de las manchas faciales. El cuerpo, robusto, más bien corto, se sustenta en el aire mediante alas anchas, poderosas y de buena longitud.

La cola es bastante corta y las patas terminan en garras afiladas. No existe dimorfismo sexual, aunque hay dos fases de coloración distintas: gris y parda, que se diferencian en el tono general del plumaje, matizado con estrías más oscuras manchas claras y pecho, así como partes inferiores más blancuzcas, comunes para ambas formas. Viven libres, aislados, o por parejas durante la estación reproductora, en bosques añosos y encinares, así como en parques o jardines bastante espesos de una amplísima área de distribución, de Eurasia y norte de Africa.

Longevidad: Trece-catorce años menos en libertad.

Alojamiento: Hemos de insistir en que la tenencia de una de estas rapaces nocturnas necesita la concesión previa de un permiso especial por parte de las autoridades de muchos países, entre ellos España. No suele ser difícil obtener la licencia para criar o cuidar algún cárabo jovencito o caído del nido. Un jaulón de 150 cm de longitud por 80 de anchura y 120 de altura mínima es suficiente para acoger un ejemplar, pero éste se habituará muy pronto a utilizar este jaulón como residencia y revolotear libre por la casa.

Alimentación: Pequeños roedores, insectos e incluso anfibios o reptiles, que han de ser ofrecidos vivos, estimularán el instinto cazador del cárabo, que de esa forma podrá reintegrarse a la libertad. Los ejemplares cebados ‘a mano’ con carne picada no pueden ser devueltos a la vida libre sin un largo período de habituación a la captura de sus presas.

Carácter y comportamiento: Tranquilos, curiosísimos y observadores, giran la cabeza en torno al cuerpo, de forma increíble. Llegan a domesticarse, integrándose en la vida familiar.

Cuidados diarios: Limpieza esmerada de jaulas y perchas, eliminando restos de alimentos y deyecciones. Es conveniente ofrecerles presas vivas para no atenuar el instinto cazador, que les permita reintegrarse a la naturaleza. Lógicamente, sólo contemplamos el tipo de atención que necesitan huéspedes eventuales, cuya tenencia sólo nos es permitida hasta que sean capaces de reintegrarse a la vida libre. Si tuviéramos un permiso excepcional para conservar indefinidamente puede disminuirse la atención respecto a la comida viva y los ejercicios ‘de vuelo’.

Reproducción: Al comienzo de la primavera se establecen las parejas, buscando una oquedad en el tronco viejo de algún árbol, en torres o residencias abandonadas y en cajas-anidaderas, artificiales, donde la hembra prepara un somero lecho, en el que deposita tres o cuatro huevos, por término medio, que serán incubados durante cuatro semanas. Los polluelos abandonan el nido al mes y medio de edad, pero permanecen con sus padres otros tres meses.

Enfermedades: Afecciones gastrointestinales imputables a dietas inadecuadas y lesiones producidas por contusiones o heridas.

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