Origen sobre la domesticidad del gato
Los gatos orientales
El controvertido origen sobre la domesticidad del gato, posiblemente no tenga una raíz única ni en el tiempo ni en el espacio. Aunque se admite el antiguo Egipto como cuna de los felinos caseros, tal vez en el lejano Oriente, se producía el mismo fenómeno, aunque probablemente distanciado en algunos cientos de años. Los llamados gatos siameses, muy diferentes del resto de las variedades de la especie Felis catus, han de tener un tamaño mediano y su cola de buena longitud, nunca será excesivamente gruesa en la raíz y ha de afinarse progresivamente hacia el extremo.
La cabeza, vista ‘de frente’, debe tener unas formas sensiblemente triangulares con los vértices ubicados en la punta de la barbilla y las orejas, respectivamente. De perfil se aprecia una constitución parecida a una cuña, con hocico fino, pero terminado en línea truncada, nunca en punta. Las patas alargadas y ligeras, tienen el par posterior más desarrollado que el correspondiente delantero, pero además de las formas geométricas de estos animalitos, otra de las características más vistosas es el color y textura del pelaje, que contrasta vivamente con los ojos grandes, oblicuos y de tono azul intenso.
La capa fina, densa, muy apretada, está formada por pelo corto, de un brillo especial, que puede ser ligeramente más larga durante el invierno. Sobre un fondo general apastelado, cara, hocico, orejas, patas y cola, tienen coloración diferente, perfectamente contrastada. El tipo general tiene color crema dominante, con esfumaciones marrones en la linea dorsal, mientras la máscara facial y las extremidades se evidencian en color marrón muy oscuro.
La variedad azul presenta, sobre un fondo blanco, el sombreado suave, con grises plateados y las marcas correspondientes en tonos azul-grisáceos, nunca’acerados’. Las formas denominadas siames chocolate, parecen una copia desteñida de la variedad clásica. con fondo blanco marfileño y marcas en tonos ‘café con leche’. Cremas, albinos y lilas, conforman el resto de las razas de siameses, tan apreciadas por todos los aficionados a los gatos. Pero también existen tres tipos definidos incluidos en el grupo siamés, y otros aún no perfectamente descritos. Entre los primeros, sobre fondos claros, siempre apastelados, se destacan máscara y manchas rojas, carey y atigradas o ‘tabby’, originando las denominaciones correspondientes: siamés rojo, siamés carey y siamés tabby.
Todas las variedades de coloridos más o menos sofisticados muestran, en general, idénticas características físicas y de comportamiento que el tipo básico o clásico siamés. La obtención de cada una de las formas puede conseguirse mediante cruzamlentos dirigidos entre ejemplares de colores distintos o similares. Los lilas, por ejemplo, se obtienen de padres ‘chocolate’, pero otros tipos tienen aportes de sangre de europeos que, sin embargo, no atenúan ni enmascaran las líneas maestras del ‘estándar’ siamés. Mucho se ha escrito sobre el temperamento particular de estos gatos que, de forma general, se conserva en el siamés seal point, o siamés tipo, conformando un animal inteligente, extrovertido con sus amos y receloso con los extraños, pero con una «personalidad’ indiscutible. Las variaciones de carácter en las sofisticadas formas de color, aún conservando la impronta del grupo, dependen de los aportes de sangres diferentes y pueden sorprender incluso a expertos felinófilos.
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