Dónde Debe Vivir Un Conejo – hábitat del conejo casero

Dónde Debe Vivir Un Conejo
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Dónde Debe Vivir Un Conejo

DÓNDE DEBE VIVIR NUESTRO CONEJO

El hábitat del conejo silvestre y casero

El hábitat del conejo silvestre.

Las patas traseras del conejo son largas, mientras que las delanteras son cortas. Esto no sólo le ayuda a escapar ágilmente de los depredadores, sino que al conejo campestre también le sirven para cavar madrigueras: utiliza las delanteras para escarbar y las traseras le sirven de palas para retirar la tierra que va sacando.

Los conejos silvestres cavan túneles intrincados que les sirven de casa e incluso pueden habitar varios individuos en el mismo en una especie de “multifamiliar” (hay secciones para tener a las crías guarecidas en un “nido” hecho con pelo de la madre). Ahí se guarecen durante el día y hasta que hay poca luz (cuando va a amanecer o cuando cae la tarde), salen a la superficie para alimentarse, establecer relaciones sociales, explorar y correr.

El hábitat del conejo casero.

El conejo casero, es decir, el que ha sido domesticado y que ahora es nuestro amigo animal, es preferible que duerma dentro de casa , ya que recordemos que es un animal de presa y que es muy vulnerable: aunque en primera instancia pensemos que el tenerlo suelto en un jardín es lo más “natural” para él, debemos saber que un conejo domesticado ha perdido parte de sus capacidades natas para guarecerse (hacer un escondite, por ejemplo) y que en realidad está más que expuesto en esa zona abierta y puede ser víctima de depredadores (perros, gatos, y otras especies que por la invasión del hombre a sus territorios se han vuelto “urbanos”, como los zorros y los cacomiztles americanos), además de que puede hacer hoyos y escapar, o arrasar con sus preciadas plantas, o intoxicarse al comer plantas de ornato o incluso resfriarse o insolarse por estar a la intemperie. Algo más: el estar a la intemperie el conejo también está más predispuesto a contraer enfermedades que si viviera dentro de la seguridad de la casa de sus humanos no adquiriría.

El conejo es un animal muy limpio que si está sano no tiene olores raros ni desagradables, por lo que no debe ser un problema que viva dentro. Por supuesto y al igual que usted y que yo, su cuerpo produce desechos: para ello se aconseja entrenar a nuestro conejo para que haga sus necesidades en un lugar especial (más adelante se indicará cómo entrenarlo), y si está esterilizado (ver la sección de Salud y Enfermedades), no habrá gran problema de que marque con orina su entorno o que se arranque pelo si es una hembra o si roerá y destrozará todo. Por supuesto, se recomienda que haya un adulto responsable cerca del animalito si está libre en la casa.

¿Suelto o en jaula?

Aunque se ha dicho que puede correr libremente por la casa (tomar en cuenta de que puede soltar involuntariamente bolitas –excremento- de tanto en tanto), es preferible que tenga su casa propia. Aunque en las tiendas de mascotas puedan vender jaulas y haya quien recomiende algunas de 90cm de largo x 60cm de ancho, estas más bien son diminutas, y que son más bien usadas para los infortunados conejos que son utilizados para cría, para engorda o, en el más triste de los casos, en bioterios de laboratorios. Ese espacio es insuficiente, ya que el espacio mínimo recomendable para un conejo es aquel donde su cuerpo quepa al menos tres veces a lo largo de la jaula.

La jaula antes mencionada quizá funcione para razas pequeñas, como los mini lop o berliers (los de orejas caídas), pero no para un conejo estándar como el neozelandés (el clásico conejo blanco). Y aún así es para UN solo conejo. Pensemos entonces antes de entrar a esta maravillosa aventura que significa convivir con un conejo en su bienestar y en el espacio que requiere.

Reflexionemos en lo siguiente: las viviendas de interés social para las personas se consideran muy pequeñas. Imaginemos entonces el vivir recluidos en el espacio de una sola recámara de 2.7 m x 2.7m, en donde comeremos, nos asearemos y haremos nuestras necesidades… y no saldremos. Asfixiante, ¿no lo cree? Lo mismo sentiría un conejo si viviera en una jaulita de tan reducidas dimensiones. Ahora bien, si no disponemos de espacio, sinceramente y a estas alturas, mejor no tengamos un conejo.

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