El deporte como forma de maltrato animal
Si bien las carreras de galgos son consideradas un deporte para perros es preciso decir aquí que no pocas personas también las consideran una de las formas más cruentas de maltrato animal.
Al tiempo que una máquina de generar dinero, la presente disciplina se enmarca en una cruenta decisión propia de los organizadores: los galgos aptos para correr se salvan y los que no, en la mejor de sus suertes, terminan en manos de una sociedad protectora de animales. En definitiva, la carrera de galgos resulta ser una forma de maltrato animal y de eso hablaremos en el presente texto.
Vale decir aquí que el galgo es un perro apto para correr carreras ya que es portador de una fisonomía particular y su condición física lo presenta inmejorable para este tipo de prácticas. Algunos sostienen que esta aptitud fue descubierta en un primer momento cuando el presente perro se utilizaba en actividades de caza, lo cual fue mutando con el tiempo en lo que lo erigió como uno de los perros más veloces y aptos para correr. Cierto o no, la realidad indica que al día de hoy las carreras de galgos son una verdadera forma de maltrato animal de la que no podemos quedar aislados y frente a la cual no se nos debe permitir indiferencia.
La gran mayoría de los galgos de carrera se crían bajo el manto de una industria millonaria destinada a la difícil y minuciosa labor de producir campeones. En un ambiente de tanta exigencia donde manda el dinero, es muy difícil que la vida de un perro sea respetada en la medida de su condición de animal de compañía amerita.
En el marco de esa industria, no se sabe cuál es el galgo que corre mejor suerte; si aquel que es apto para correr o el que queda del otro lado, es decir, al que se desecha por carecer de condiciones. Un galgo que se desecha terminará en el peor de los casos siendo atendido en una sociedad protectora de animales, pero aquel que se encuentra en condiciones de generar dinero corriendo carreras, será sometido al más intenso de los entrenamientos.
Así, un galgo de carrera pasará su vida encerrado sometido a la más alta exigencia física, saldrá de ese encierro solo a visitar un veterinario y lejos estará su vida de erigirse bajo los parámetros de la de una mascota de compañía. Ni hablar de la posibilidad de sufrir lesiones propias de la competencia, como de aquellas que hacen a su destrato en función de la necesidad de llevar una vida destinada a la producción de ganancias para su dueño.
Por lo dicho, es preciso analizar la problemática de las carreras de galgos y definir así si más que un deporte no representan un triste paradigma de lo que significa el maltrato animal. Este tipo de perros, lejos de ser tratados como tal, parecieran robots vivos abocados a la generación de dinero en el marco de una industria millonaria y esa ganancia se obtendrá sin lugar a duda a costa de su estado de salud.
Deje una respuesta