Kaimichi o Chajá Ave Sudamericana

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Kaimichi o Chaja Ave Sudamericana

Kaimichi o Chaja: Chauna torquata

Familia: Anímidos.

Orden: Anseriformes.

Clase: Aves

Descripción y origen: Curiosísima anseriforme mas propia de ser mantenida en zoológicos que en colecciones privadas. Miden unos 80 cm de longitud y tienen la forma rechoncha y el porte macizo, parecido al de los gansos. La cabeza, pequeña, de aspecto cuadrado, tiene pico robusto, más bien corto con la mandíbula superior ganchuda como las gallinas; desde la base, una zona cérea rojiza enmarca los ojos circulares de tamaño correcto.

El cuello, largo, erguido, se ensancha hacia el buche y el macizo cuerpo. Las alas, plegadas, forman una curva característica y tienen dos uñas o espolones vestigiales, con los que pueden causar importantes heridas a los posibles depredadores. Las patas, alargadas, potentes, están recubiertas de una piel tuberculada de color rosado y terminan en dedos largos muy típicos, que sólo tienen un resto atrofiado de membrana interdigital.

El plumaje, similar en ambos sexos, es gris azulado o gris plomizo, más oscuro en el dorso, con un peculiar collar en la garganta y un extraño copete en la coronilla. Viven libres en zonas cálidas palustres o pantanosas en las riberas de los cursos fluviales de Bolivia y Brasil hasta la República Argentina en grandes bandos, que se separan por parejas durante el apareamiento y la nidificación.

Longevidad: Diez a doce años, si bien se conocen cifras esporádicas mucho más altas.

Alojamiento: Pueden vivir perfectamente en un recinto clásico para patos o cisnes con un área de estanque bien provisto de vegetales sumergidos y flotantes, además de requerir un extenso parque profusamente plantado de césped, frondosas y árboles de sombra. Durante el invierno pueden soportar fríos no demasiado intensos pero se resienten con las bajas temperaturas.

Alimentación: Esencialmente vegetarianos, se nutren de brotes de arbustos y vegetales tiernos. En cautividad, aceptan heno fresco, pero deben tener zonas sembradas de césped mixto a base de festuca, ray-grass, poa y trébol, que picotean con fricción.

Carácter y comportamiento: Poco estudiados en lo que respecta a su etología, se muestran ruidosos en exceso, emitiendo un grito nasal reiterado. Las parejas prefieren proteger un territorio, aunque normalmente respeten a otras aves pequeñas e inofensivas. Con mamíferos e incluso con el hombre pueden reaccionar agresivamente, pero suelen mostrarse pacíficos.

Cuidados diarios: Protección contra el frío en climas continentales, limpieza de las áreas de parque y de charca, así como distribución correcta de alimento fresco. Debe amputarse o recortarse un ala para evitar huidas.

Reproducción: Un grupo de chajás que conviven tranquilamente durante el invierno comienza a sufrir peleas de machos territoriales y de parejas incipientes, que deben ser aisladas en un corral tranquilo que disponga de zona somera de estanque. El nido, que puede ser un amasijo de hierbas aplastadas, incluso en el agua de la orilla, recibe cinco o seis huevos incubados por ambos progenitores, que eclosionan a los treinta y seis o cuarenta días. Los polluelos pueden caminar a las pocas horas de su nacimiento y tienen un plumón amarillo dorado o pardo rojizo similar al de los patitos.

Enfermedades: Por defectos en el cambio de pluma, imputables a una climatología inadecuada o a dietas insuficientes, pueden sufrir ‘emplumes tardíos’ que les dan un aspecto ‘piojoso’. Si están protegidos contra parasitosis externas e internas suelen mostrarse resistentes y longevos.

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